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En lo profundo de un agujero negro, el universo está retorcido más allá de toda comprensión. Aquí, en algún punto infinitesimal de densidad infinita, la estructura del universo se distorsiona tan cómicamente que la teoría general de la relatividad de Albert Einstein describe cómo se curva el espacio-tiempo. En la singularidad, nuestro entendimiento se disuelve.

Por más aterradoras que sean las singularidades, cada una de ellas se mantiene a salvo en el horizonte de sucesos de un agujero negro, justo más allá de lo que podemos ver. No sólo los oculta de la vista, sino que también impide que las consecuencias desconocidas que predicen, es decir, horrores impredecibles, se extiendan al universo más amplio. Pero ¿qué pasa si existen singularidades fuera de los agujeros negros?

Esa pregunta, que ha recibido un nuevo impulso en los últimos años gracias a las demostraciones de que la relatividad general lo permite, ha llevado a los teóricos a explorar las singularidades en una perspectiva más profunda, extrayendo ideas de intentos recientes sobre posibles fundamentos cuánticos de la gravedad. Ya se dan cuenta de que este nuevo enfoque está «cambiando el guión» sobre cómo pensamos sobre las singularidades, dice. Netta Engelhardt en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Advertencia justa: el trabajo nos lleva a una física complicada. Pero al lidiar con las singularidades de esta manera, Engelhardt y sus colegas comprenden las intrigantes conexiones entre el reino cuántico y la gravedad clásica, y refuerzan la idea revolucionaria…